Toda película se anuncia con su título correspondiente, con su tráiler y con una palabra que dice: “Próximamente”, que en inglés viene a ser: “Coming soon”. El estreno de la película 2012, que no el fin del mundo, ya ha llegado, y parece ser que el film suscita alguna que otra inquietud. Para algunos las predicciones sobre el fin del mundo realizadas por lo mayas son dignas de credibilidad. Por eso, no algunos, sino muchos contemplan la posibilidad de que la predicción catastrófica maya del 2012 expuesta en diversos libros, documentales y ahora por medio de la susodicha película, viene realmente “próximamente”. Entonces, ¿deberíamos preocuparnos por este tipo de informaciones relacionadas con el fin del mundo? Si, porque el final llegará, tal y como la Biblia predice. ¿Deberíamos dar credibilidad a las profecías mayas relacionadas con el año 2012? La respuesta ahora es no. Y es “no” porque la Biblia es muy clara en cuanto a los acontecimientos que ponen el punto y final a la historia de la humanidad tal y como la conocemos actualmente. Sin despreciar otras visiones acerca del fin, y en concreto a la maya, para un cristiano la Biblia es la primera y la última palabra en todo, y por tanto, también en cuanto a temas apocalípticos y escatológicos. Entonces, ¿podríamos asegurar y certificar bíblicamente este titular: “2012, coming son!”?, ¿podría ser que Dios escogiera otra vía o fuente de revelación distinta a la que históricamente había utilizado en el pasado?, ¿cabe la posibilidad de que Dios hubiera revelado sus planes a los mayas? No, y rotundamente no. Dios escogió a la nación hebrea, la liberó de Egipto y la constituyó como una nación (ver p. e.: Deuteronomio 7:6-8). Por medio de Israel, Dios se proponía dar a conocer su Nombre al mundo entero (ver p. e.: Deuteronomio 4:5-9). Después del fracaso de Israel (Oseas 4:6; Mateo 23:37, 38), que no de los israelitas (ver p. e.: Hechos 2:36-39; Romanos 9:1-8), Cristo fundó Su iglesia (ver p. e.: Mateo 16:18; Efesios 1:22, 23; 2:19, 20; 1ª Timoteo 3:15) con el objetivo de extender las buenas nuevas de salvación al mundo entero (ver p. e.: 28:19, 20; Hechos 1:7, 8). Y es precisamente a la iglesia y no a los mayas a quien Dios va a confiar “la segura palabra profética” (ver 2ª Pedro 1:19-21). Palabra profética que incluye los acontecimientos relativos al fin del tiempo, por medio de los escritos veterotestamentarios, es decir del Antiguo Testamento (ver p. e.: Daniel 12:1-4), y de los neotestamentarios, es decir, del Nuevo Testamento (ver p. e.: Mateo 24:1-44, 1ª Tesalonicenses 4:13-18; 2ª Pedro 3:1-14; Apocalipsis 1:1-3, 7; 22:7, 12). La revelación de la voluntad de Dios siempre ha sido comunicada a los profetas (ver Amós 3:7; 2ª Pedro 1:21). Y esa voluntad divina inspirada y recopilada en las Escrituras sigue siendo normativa y vigente para todos aquellos que creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, y por tanto, permitidme la expresión, el GPS del cristiano. Y, ¿qué me dice este GPS tan especial? Me dice que: 1. El día y la hora del fin nadie lo sabe, ni siquiera los mayas, excepto Dios (ver Mateo 24:36). Es fácil deducir que por día y hora se entiende también año. 2. Que el mundo será destruido por Dios mismo, por la venida de Cristo en gloria y majestad (ver 2ª Pedro 3:10). 3. La destrucción del mundo predicho en la Biblia no supone el fin de la raza humana. Dios destruirá para volver a recrear el planeta a su perfección y belleza originales (ver Isaías 65:17, Apocalipsis 21:1-5). Aquellos que hayan aceptado a Cristo como su Señor y Salvador serán resucitados y habitarán la tierra, nuestro planeta que será recreado a su perfección original (ver Salmo 37:29). 4. Nuestros cuerpos también serán diferentes: incorruptibles e inmortales (ver 1ª Corintios 15:51-55, Filipenses 3:20, 21). 5. Existen otras fuentes de revelación paralelas y poco o nada fiables, tal y como expone el mismo Jesús (ver Mateo 24:11, 24). Esas fuentes de revelación paralelas, por supuesto, no son de origen divino. La Escritura advierte que tendrán acogida por la inquietud morbosa y fantasiosa de una gran parte de la humanidad (ver 2ª Timoteo 4:3, 4). Qué oportunas son las siguientes palabras: “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto (las Escrituras), es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:20). A la cultura maya no le amaneció, en el sentido, de no ser la depositaria de la revelación bíblica. Y es evidente también, a la luz del texto bíblico, que todos aquellos que abrazan la doctrina escatológica maya, ya sea para presentarla como cierta o ya sea para creerla, tampoco les ha amanecido. Lo importante, pues, no es tanto el hecho de estar pendiente u obsesionado por una fecha, cosa que contradice el texto bíblico, sino estar preparado para ese gran día cuando Cristo regrese y se cumplan entonces aquellas palabras que dirigió a sus discípulos antaño y que sigue dirigiéndonos a cada uno de nosotros hoy: “No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios; creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay. De otra manera, os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo esté, vosotros también estéis.” (Juan 14:1-3). Por cierto, ¡ese día se acerca! ¡Cristo viene! No sé si en 2012, o en 2013, o en… Autor: Jónatan Dolcet |
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